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EL yo NEUTRO

Aquella mañana, no dudé, no dudé ni un solo instante, sabía que formas, que colores, que trazos eran los que iban a definir mi futuro. Aquella historia iba a ser contada de aquella manera, era la más adecuada. No pretendía esbozar rostros, solo quería esbozar sensaciones, sentimientos, quizás una evolución de un diario adolescente, sin mascaras, esperando que nadie lo lea pero a la vez que todo el mundo lo sepa. No esconderé mi lado femenino cuando me siento fuerte, ni mi masculino cuando me siento débil, contrastes que corrompen el arte, la cultura, la sociedad. Aquel día decidí ser todas las personas que necesitara ser para transformarme en una mejor, más equilibrada. El azul me llevó al llanto, aquella micro experiencia no superada, afloraba y la dejé brotar, las lagrimas me recordaron que dentro tengo la feminidad y la fuerza del reverso amarillo. Miré al futuro, rojo, azul cielo, amarillo, ¿quien quiero ser?, ¿que quiero ser?, ¿como lo quiero ser? Y entonces me invadió la esperanza, el vacío empezó a llenarse de rosa y en ese preciso momento aullé, aullé al cielo del crepúsculo y supe que yo existía, que a pesar del universo, la sincronicidad había decidido que todo sucediera para que yo pudiera experimentarla. Con el tiempo en mis retinas, relativizando el espacio encontré la libertad roja y naranja, la cálida sensación de abandonar el ego, si! no hablo de la libertad física, hablo de la verdadera libertad. El yo neutro apareció al final de mi obra.

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